1. El latín debe su nombre a que tuvo su origen en el Lacio, llamado antiguamente Vetus Latium (”antiguo llano”).
2. Es una lengua sintética, al contrario que el castellano, que es principalmente analítica. Esto quiere decir que para representar los casos o funciones utilizaba la flexión, mientras que las lenguas analíticas usan palabras añadidas. Por ejemplo, en latín “rosa” se decía igual que en castellano, pero para decir “de la rosa” debía decirse ROSAE, y para decir “con las rosas” se debía decir ROSIS. En la actualidad sigue habiendo lenguas sintéticas, como lo es en parte el alemán, que sigue teniendo declinaciones.
3. La razón de que la mayoría de las palabras en castellano acaben en -a es que también lo hacían en el acusativo latino (ROSAM). La -M final del acusativo casi no se pronunciaba incluso en tiempos de la antigua Roma mas que en ambientes refinados y cultos. Las palabras derivadas del latín que en castellano acaban en -o tienen su origen en términos latinos cuyo acusativo acababa en -UM. La -m final cayó rápidamente, y el castellano huyó de las terminaciones en -u, como se puede comprobar observando la práctica inexistencia de palabras españolas que acaban en este fonema.
4. Aunque nuestro alfabeto procede del alfabeto latino, hay un par de letras extrañas a él. Una de ellas es la i griega (y). Su aparición se debe a neologismos que se introdujeron en latín procedentes del griego, que era considerado por los antiguos romanos una lengua prestigiosa y más culta que el latín. En la Edad Media, los europeos cultos hablaban en latín; en la época de la antigua Roma, los romanos cultos sabían griego. La i griega procede de la letra griega ypsilón. Por su parte, la eñe tampoco estaba en el idioma de nuestros antepasados culturales. Su origen está en la ene duplicada (LIGNAM>lenna>leña). En la Edad Media, la -nn- se pronunciaba como nuestra eñe. Para abreviar, los monjes que copiaban manuscritos empezaron a poner una raya encima de la ene para indicar que ésta era duplicada, y ese es el origen de nuestra moderna eñe.
5. En latín no existía la letra jota, ni las letras minúsculas. Las palabras con jota que existen en nuestro idioma proceden normalmente de la i latina, que podía utilizarse en latín como consonante (IOCARE>jugar). Tampoco la u, cuyo sonido se representaba con la V. Esta grafía también podía usarse como consonante o vocal (VOLVO, ROTVLA).
6.La hache se pronunciaba en latín aspirada, de forma semejante a como se hace hoy día en inglés. Se supone que el paso de la aspiración a la ausencia de sonido se debe al influjo del euskera, que desconocía el sonido de la efe. En las zonas de habla vascuence se aspiraba la efe, y para evitar la confluencia de dos grafías distintas en un mismo sonido, la hache perdió el suyo. Como el dialecto castellano, que fue el que se impuso en la Península, procede de zonas muy próximas al País Vasco, la pérdida de sonido de la hache se hizo norma general.
7. Debido a su amplia extensión geográfica, a la influencia de las lenguas existentes anteriormente en los territorios donde se impuso, a su larga duración en el tiempo y a otras causas, el latín comenzó a hablarse de forma distinta en diferentes regiones, es decir, a dialectalizarse. Con el tiempo, los hablantes de los distintos dialectos latinos llegaron a ser incapaces de entenderse entre ellos: habían nacido las lenguas romances. Hay gente que considera las modernas lenguas románicas hijos bastardos y corrompidos del latín, pero si esta teoría fuese aceptable, también podríamos considerar al latín un hijo bastardo del indoeuropeo. Las lenguas simplemente van cambiando sin parar hasta que llegan a ser algo distinto.
8. De las muchas lenguas distintas que surgieron de nuestra lengua madre, hoy sobrevive aproximadamente una decena, entre las que están el rumano, el catalán, el francés, el portugués, el gallego y por supuesto, el italiano. Muchos lingüistas consideran el gallego, el portugués y el brasileño dialectos de la misma lengua, como lo son el español de América, el andaluz y el canario; y el catalán, el valenciano y el balear. Todas las lenguas oficiales en España, excepto el vasco, proceden del latín (y algunas hablas no oficiales que algunos consideran lenguas, como el bable asturiano). El vascuence existía en la Península antes de la llegada de los romanos a ella, al igual que otras lenguas, como el ibérico, pero es la única que ha sobrevivido. Su origen y filiación sigue siendo un misterio, aunque hay quien ha querido ver en ella al antiguo ibero, pero la verdad científica es que se desconoce su remoto origen.
Y de propina:
9. El latín que se estudia en los libros de texto no es el que se hablaba en la calle, ni el que dio origen a las modernas lenguas románicas. El latín de los textos de Cicerón, Julio César, Salustio y otros grandes de la literatura antigua era un idioma muy estilizado, regido por las estrictas normas de la retórica, que era un arte y una ciencia muy respetada por los habitantes de la vieja Roma y en el cual nadie ha sabido igualarles. Nuestro idioma, como todos los romances, proviene del llamado despectivamente latín vulgar, que era lo que hablaba la gente corriente, los comerciantes, soldados, etc. que eran quienes poblaban los nuevos territorios conquistados, que a menudo contaban con un porcentaje de población irredenta y eran más peligrosos que la capital del Imperio, lugar donde se quedaban los políticos que escribían los discursos.
10. Aunque la mayoría de los textos conservados de esta lengua son obras literarias o retóricas, quedan testimonios del latín vulgar en lugares como Pompeya o Herculano, ciudades sepultadas por volcanes y que se han conservado prácticamente intactas hasta épocas relativamente cercanas. En las paredes de estas ciudades se pueden leer numerosos graffittis, que escribían sus habitantes normalmente para burlarse o difamar a algún vecino con el que tenían enemistad.
sábado, 5 de diciembre de 2009
viernes, 4 de diciembre de 2009
¿QUÉ ES EL LATÍN MACARRONICO?
El latín macarrónico es aquel latín defectuoso utilizado de forma satírica y burlesca, en el que se mezclan palabras latinas con la lengua vulgar a las que se les añade la terminación latina.
Es un latín muy poco académico desde el punto de vista gramatical, es decir, que no respeta las reglas de conjugación ni de declinación.
Es conocido como latín de cocina, en latín Latinitas culinaria, en francés latin macarronique o latin de cuisine, en alemán Küchenlatein, y en inglés Dog Latin o Mock-Latin.
Se cree que el término macarrónico se originó en Padua a fines del siglo xiv, aparentemente de maccerone, un tipo de pasta que comían los campesinos en aquella época. Pero según el Corominas , el término proviene del alto it. macaron, “error garrafal”, que a su vez será aplicación figurada del mismo vocablo en la acepción de “hombre bobo”, pues de esta zona de Italia eran oriundos los dos primeros autores de Macarroneas, el paduano Michele degli Odari (el Tifi), y el célebre mantuano Folengo (Merlín Cocaio), que escribieron poemas de ese nombre en 1490 y a principios del siglo xvI. En este sentido, el vocablo es quizás una aplicación figurada, por la textura blanda de la pasta comparada con la flojedad del maccerone, que algunos definen como hombre débil a la vez que necio.
Aunque las macarroneas surgieron como tal en el siglo xvi, existen algunos ejemplos más antiguos, como es el caso de los cantos goliardos de Carmina Burana (siglos xii y xiii), que contienen varios poemas que mezclan latín con francés o alemán medieval
Muchos autores cómicos imitaron el estilo de las macarroneas. En Francia, Antonio d’Arena escribió Mygra entrepriza catoliqui Imperatoris (1537), obra en la cual relató con ironía la expedición desastrosa de Carlos V en Provenza. Existe también una versión macarrónica del Quijote escrita por Ignacio Calvo y Sánchez (1864-1930) cuyo título es: Historia Domini Quijoti Manchegui (1905). La primera frase es:
In uno lugare manchego, pro cujus nómine non volo calentare cascos, vivebat facit paucum tempus, quidam fidalgus de his qui habent lanzam in astillerum, adargam antiquam, rocinum flacum et perrum galgum, qui currebat sicut ánima quae llevatur a diábolo.
El texto macarrónico todavía es usado por algunos autores modernos. Raymond Queneau incluyó una versión macarrónica en sus Exercices de style (libro altamente recomendado para los amantes del lenguaje). En El nombre de la Rosa, el maestro Eco pone a discutir a los monjes en latín macarrónico. En Misterio Bufo, Darío Fo utiliza grammelot (una especie de lenguaje onomatopéyico usado en el teatro satírico) combinado con elementos macarrónicos. Y en el Ulises de Joyce, un personaje profiere un burlesco Muchibus Thankibus.
El latín macarrónico es aquel latín defectuoso utilizado de forma satírica y burlesca, en el que se mezclan palabras latinas con la lengua vulgar a las que se les añade la terminación latina.
Es un latín muy poco académico desde el punto de vista gramatical, es decir, que no respeta las reglas de conjugación ni de declinación.
Es conocido como latín de cocina, en latín Latinitas culinaria, en francés latin macarronique o latin de cuisine, en alemán Küchenlatein, y en inglés Dog Latin o Mock-Latin.
Se cree que el término macarrónico se originó en Padua a fines del siglo xiv, aparentemente de maccerone, un tipo de pasta que comían los campesinos en aquella época. Pero según el Corominas , el término proviene del alto it. macaron, “error garrafal”, que a su vez será aplicación figurada del mismo vocablo en la acepción de “hombre bobo”, pues de esta zona de Italia eran oriundos los dos primeros autores de Macarroneas, el paduano Michele degli Odari (el Tifi), y el célebre mantuano Folengo (Merlín Cocaio), que escribieron poemas de ese nombre en 1490 y a principios del siglo xvI. En este sentido, el vocablo es quizás una aplicación figurada, por la textura blanda de la pasta comparada con la flojedad del maccerone, que algunos definen como hombre débil a la vez que necio.
Aunque las macarroneas surgieron como tal en el siglo xvi, existen algunos ejemplos más antiguos, como es el caso de los cantos goliardos de Carmina Burana (siglos xii y xiii), que contienen varios poemas que mezclan latín con francés o alemán medieval
Muchos autores cómicos imitaron el estilo de las macarroneas. En Francia, Antonio d’Arena escribió Mygra entrepriza catoliqui Imperatoris (1537), obra en la cual relató con ironía la expedición desastrosa de Carlos V en Provenza. Existe también una versión macarrónica del Quijote escrita por Ignacio Calvo y Sánchez (1864-1930) cuyo título es: Historia Domini Quijoti Manchegui (1905). La primera frase es:
In uno lugare manchego, pro cujus nómine non volo calentare cascos, vivebat facit paucum tempus, quidam fidalgus de his qui habent lanzam in astillerum, adargam antiquam, rocinum flacum et perrum galgum, qui currebat sicut ánima quae llevatur a diábolo.
El texto macarrónico todavía es usado por algunos autores modernos. Raymond Queneau incluyó una versión macarrónica en sus Exercices de style (libro altamente recomendado para los amantes del lenguaje). En El nombre de la Rosa, el maestro Eco pone a discutir a los monjes en latín macarrónico. En Misterio Bufo, Darío Fo utiliza grammelot (una especie de lenguaje onomatopéyico usado en el teatro satírico) combinado con elementos macarrónicos. Y en el Ulises de Joyce, un personaje profiere un burlesco Muchibus Thankibus.
martes, 3 de noviembre de 2009
sábado, 3 de octubre de 2009

FAMILIA ROMANA:
-La familia romana estaba integrada por:el pater familias , esposa , hijos ,clientes y esclavos.
-PATER FAMILIAS:
Dueño del hogar y de todos sus miembros .Era el que trabajaba para sostener la casa y era el centro de toda la familia. Él daba las óredenes que todos debian cumplir, también representaba a la familia ante los órganos políticos de Roma.
-LA ESPOSA :
No trabajaba fuera de casa, se dedicaba a lavar la ropa, limpiar, hacer la comida(las pobres) y a supervisar cómo hacían eso los esclavos(las ricas).
No tenian nombre , es decir,praenomen, solo tenían gentilicio , nomen y el familiar.El único tiempo en que las mujeres eran libres era durante los cultos báquicos, donde podían beber vino(que estaba prohibido para ellas) y practicar sexo, aunque esto se prohibió en el 186 a.C.
La mujer si vivía con su padre padre le debia obedecer y si vivía con su marido le debía a éste obediencia conyugal. Cuando una mujer se quedaba huérfana y no estaba casada, o si lo estaba quedaba viuda se convertía en sujeto de pleno derecho, aunque este caso era considerado por las mujeres de aquella época no como una liberación, esto era una gran desgracia porque quedaban solas e indefensas.
-LOS HIJOS:
Se desvinculavan de la tutela paterna cuando formaban su propia familia mientras tanto debian obedecerle y respetarlo.
Sublatus, era la ceremonia que se hacía tras el naciemiento de un niño, donde el padre tenía que reconocer si era hijo suyo o no y si decía que no lo era podía ser abandonado.
La madre hasta los 7 años se ocupaba de enseñarlos, despues iban a una escuela de primaria .
Eran mayores de edad a los 16 años aproximadamente.
-LOS CLIENTES: se consideraban una parte especial de la familia .El cliente era un romano que se encontraba bajo la protección de otro.El patrón protegia y ayudaba a su cliente cuando lo necesitaba y el cliente apoyaba todos los proyectos de su patrón.
-LOS ESCLAVOS:la esclavitud era muy normal .Eran esclavos porque habían sido derrotados en una guerra, porque habían sido vendidos por no haber podido hacer frente a las deudas, por castigo legal o porque nacían de padres esclavos.Recibían un sueldo que dependía de sus amos.El amo podia castigarlo dandole latigazos o incluso llegar a matarlo si cometia una falta grave.En Roma podían comprar su libertad , también podían ser libres despues de años leales de servicio.
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